El Duelo Patológico

El duelo es un proceso psicológico que se vive después de una pérdida, es la respuesta o reacción ante algunos acontecimientos tales como: 

 

  • La pérdida de un ser querido 
  • Pérdida de salud física y/o emocional 
  • Cambio de residencia o de trabajo 
  • Cambios abruptos en el núcleo familiar
  • La muerte de una mascota 
  • La separación o divorcio en la relación de pareja

Es importante diferenciar cuando el duelo es un proceso normal o esperado y cuando este se convierte en un duelo patológico.

Ante un proceso normal de duelo la respuesta inicial suele ser aguda, de corta duración pero intensa y de gran dolor, angustia e inquietud, lo que dará lugar a sentimientos de rabia, tristeza, apatía. Los síntomas que se harán presentes en semanas o meses posteriores pueden ser emocionales, cognitivos, conductuales y fisiológicos. 

Elaborar un duelo requiere de la actitud activa del doliente, si esto no sucede puede generarse un duelo complicado y hasta patológico.

El duelo patológico es la intensificación de ese dolor vivido a partir de la pérdida, a tal grado que la persona se encuentra “desbordada” y resultado de ello es que recurre a conductas desadaptativas o permanece inacabablemente en este estado sin avanzar hacia su resolución, existen algunas tipologías en este tipo de duelos:

  • Duelo crónico: es aquel que presenta dentro de sus características una prolongación excesiva, es decir no termina de concluir este proceso y la persona que lo sufre es consciente de que no logra acabarlo.
  • Duelo retrasado: También se le puede llamar duelo suprimido o pospuesto. La persona presenta una reacción insuficiente y/o inusual en el momento de la pérdida que se puede deber a la necesidad de ser fuerte por algo o alguien más, por sentirse abrumado ante tantas pérdidas o por falta de apoyo social.  Cuando esto sucede la persona puede llegar a vivir este duelo ante alguna pérdida posterior o experimentar los síntomas de duelo ante algún cambio mínimo, mostrando reacciones desproporcionadas con relación a ese evento o asumir como suyas las pérdidas de otro.
  • Duelo exagerado: La persona experimenta la intensificación de un duelo normal, se siente desbordada y reacciona de manera desadaptativa. En este momento la persona puede llegar a presentar trastornos de tipo psiquiátrico que surgen después de una pérdida. Algunos ejemplos de esto pueden ser la depresión, ataques de pánico, trastorno de estrés postraumático o consumo de sustancias. En esta tipología la persona es consciente de que sus reacciones corresponden a la pérdida vivida pero tal vez no se reconoce capaz de pedir apoyo.
  • Duelo enmascarado: La persona experimenta síntomas y conductas que le causan problemas, pero no se da cuenta y no reconoce que esto está relacionado con su pérdida, de tal manera que pueden aparecer síntomas físicos como enfermedades psicosomáticas o conductas desadaptativas mayormente acentuadas tales como depresión mayor, hiperactividad, entre otras.

Las pérdidas y los duelos son parte de la naturaleza humana, sin embargo, existe una gran diferencia en la vida de la persona entre saber qué hacer y cómo afrontarlos a desconocer cómo hacerlo y no contar con el apoyo y el acompañamiento necesario.

Si estás enfrentando una pérdida cualquiera que esta sea es importante saber que existen medios que pueden favorecer el proceso y generar un mayor aporte a tu vida.

Si a tu alrededor hay alguna persona que  se encuentra viviendo algún tipo de duelo y conoces esta información bien puedes orientar al respecto, acompañarle o sugerirle solicitar apoyo a un profesional en el manejo de estos temas.

 

Psic. Fabiola Cervantes

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